MOBILE-FIRST DIGITAL TRANSFORMATION
Hace exactamente 50 años, el 20 de julio de 1969, y unos cuantos minutos antes de que Neil Amstrong dijera la famosa frase: «Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la Humanidad», el Águila comenzó la maniobra final de descenso a la Luna. Habían completado trece órbitas lunares. Sí, trece, el número de la mala suerte.
En aquellas fechas, la NASA tenía una de las redes de ordenadores más potentes del mundo. Los ordenadores permitieron simular las condiciones de gravedad lunar y diseñar los programas de control del Águila para aterrizar sin dañar la nave y utilizando el mínimo de combustible. Hoy en día cualquiera de nosotros llevamos en el bolsillo un teléfono móvil con mayor capacidad de procesamiento que cualquiera de los ordenadores de los que disponía la NASA en 1969.
Hace unos días tuve la oportunidad de conversar con un famoso entrenador de tenis. Me contó que en su escuela inculcan tres normas perfectamente priorizadas. La primera norma y la más importante es: “pegarle fuerte, todo lo fuerte que se pueda”. Es una declaración de intenciones. Si quieres ganar, tienes que atacar y para atacar, debes “pegarle fuerte”. Ahora que el deporte y las estrategias en el deporte se usan como símil de competitividad en las organizaciones y en el mundo empresarial, me parece que una “estrategia” simple es un caballo ganador: tres normas priorizadas o “no pases a la segunda norma hasta que no cumplas la primera norma”.
LA TRANSFORMACIÓN EMPIEZA CON LA LIMPIEZA
La poca o escasa luz solar del invierno hace que nuestros cerebros liberen melatonina, causando somnolencia y faltándonos energía para limpiar en profundidad. En cambio, con la llegada de la primavera, los días más largos y el calor de los rayos solares, nos suelen entran unas ganas “increíbles” de limpiar. No sucede siempre. En algunos casos, hay que estar muy atentos porque esas ganas duran solo segundos 😁. Cuando vemos a alguien que ha tenido mucho éxito o que ha tenido más éxito que nosotros, nos gusta engañarnos a nosotros mismos y pensamos que han tenido “suerte”. Vemos una casa “superlimpia”, sin una gota de polvo, y pensamos: “¡Qué suerte tienen de vivir en un barrio donde casi no hay polvo”. Nos cuentan que Google se ha convertido, en menos de 20 años, en una de las empresas más valiosas del mundo, y pensamos: ¡Qué suerte han tenido Larry Page y Sergei Brin de estar en el momento preciso en el lugar adecuado!.
El 2 de septiembre de 2011, Alan Eustace (vicepresidente sénior) publicó en el blog oficial de Google un post titulado: “Una limpieza de primavera en otoño”. El post empezaba: “La tecnología mejora, las necesidades de las personas cambian, algunas apuestas dan sus frutos y otras no. Como Larry anticipó, hoy vamos a empezar una “limpieza de primavera” en Google. En los próximos meses, cerraremos una serie de productos y podremos dedicar más recursos a productos de alto impacto. Nunca hemos tenido miedo de probar cosas y de ser audaces, y eso no cambiará. Pero al enfocar nuestros recursos de manera más efectiva, podemos enfocarnos en crear productos que cambien el mundo (…)”.
IMPROVISAR DEBERÍA SER UNA EXCEPCIÓN
Hoy 14 de abril a las 3 horas y 18 minutos GMT, ha sido el 51 aniversario de una de las frases más cinematográficas de la historia. A las 55 horas y 55 minutos desde el lanzamiento y a una distancia de 330.000 km de la Tierra, el comandante del Apolo 13, Jim Lovell pronunció la famosa frase: “Houston, tenemos un problema”. Un movimiento rutinario de un tanque de oxígeno encendió el aislamiento de un cable, lo que provocó una explosión que liberó al espacio el contenido de dos tanques de oxígeno. El oxígeno era necesario no solo para respirar sino que lo necesitaban para generar energía eléctrica. Sin energía, ni los sistemas de propulsión podrían funcionar correctamente. Lovell había elegido para el módulo de mando el nombre de Odisea por una película británica estrenada en 1968, “2001: Una odisea del espacio”. A Lovell le gustaba el significado de “odisea”: un largo viaje con muchos cambios de fortuna. Sin saberlo, había elegido para el módulo de mando la mejor definición para la misión del Apolo 13: una odisea. ¿No les parece una bonita definición de una transformación digital: un largo viaje con muchos cambios de fortuna?
Lovell ordenó cerrar el módulo de mando para conservar el máximo de energía, lo que obligó a la tripulación a trasladarse al módulo lunar a modo de bote salvavidas. Todos los procedimientos, planes y métodos que habían estudiado y practicado durante meses, se habían quedado drásticamente obsoletos. La supervivencia, que era el nuevo objetivo, dependía en un porcentaje demasiado elevado de la improvisación.